Recorrido histórico y patrimonial por el Cementerio Municipal de la Capital
El día sábado 20 de abril se llevó adelante una visita guiada en el cementerio municipal “Fray Mamerto Esquiú”, ubicado al sur de la ciudad capital. Esta es una propuesta organizada por la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos en coordinación con la Dirección de Cultura de la Municipalidad de la Capital para ver, conocer y poner en valor el patrimonio funerario local a través de un recorrido por sus arquitecturas, esculturas, simbologías, muralismos, mausoleos y tumbas de personajes conocidos de Catamarca y de las asociaciones migrantes que fueron muy importantes para nuestra historia.
La visita de alrededor de una hora, fue guiada por Alejandra Monjes, licenciada en Arqueología y diplomada en Estudios de la Muerte y Cementerios, quien relató a los presentes la historia del cementerio, el cual fue inaugurado el 9 de julio de 1880 por el entonces gobernador Joaquín Acuña, diseñado en su fachada por el arquitecto Luis Caravati con una arquitectura italianizante y nombrado en honor a Fray Mamerto Esquiú ya que estaba previsto que fuera bendecido por él, pero falleció unos meses antes de poder hacerlo.
Dentro de los diferentes tipos de estructuras Monjes identificó, de acuerdo al tamaño y a la utilidad que tiene cada una, en relación con las características que son consideradas para catalogarlas: tumba en tierra, mausoleos, mausoleo de las sociedades migrantes, nichos (lo que se utiliza actualmente).
El recorrido inició por la calle principal de la necrópolis donde se puede apreciar el mausoleo Adolfo Mercado y de su familia, realizado en mármol y granito negro. Ubicado en frente se encuentra una imponente escultura de un ángel construida en mármol de carrara por el escultor Achille Canessa a pedido de Benigno Castro. Esta escultura se trajo en barco hasta nuestra ciudad en 1940 y solo existe una réplica en Río de Janeiro, Brasil.
A medida que se avanzaba en el circuito se podía identificar los diferentes estilos arquitectónicos de las estructuras funerarias como el mausoleo de Joaquín Acuña, que responde a un estilo de arquitectura neogótica, el único en el cementerio; el mausoleo de Octaviano Navarro, declarado Monumento Histórico Nacional en 1947, y el mausoleo de la familia D’Agostini con una arquitectura moderna y el único reconstruido en el sector original, el cual antiguamente pertenecía a Carlos Malbrán, de quien sus restos fueron trasladados al cementerio de Recoleta en la Ciudad de Buenos Aires.
En la calle principal además se encuentra la tumba en tierra de Antonio Taire, un joven estudiante asesinado que fue presidente de su centro de estudiantes y dirigía un diario de la época. Su tumba es visitada a diario por estudiantes que piden su intersección para aprobar los exámenes.
Luego, el recorrido avanzó hacia las etapas de ampliación del cementerio donde se pueden observar los nichos en formas de galería vertical que poseen una serie de simbología diferente a la parte original y que cumple con recordar al ser querido. En los nichos tienen una particularidad que casi no se repite en los demás cementerios de Argentina, se replican murales en las paredes, pintados por familiares y amigos representando a la persona que murió.
Dentro de los monumentos más destacados se pudo observar el que contiene los restos reducidos de Felipe Varela donde la especialista hizo referencia al proceso de su extradición de los restos del caudillo catamarqueño que se encontraban en el cementerio de Nantoco, en el vecino país de Chile.
El recorrido finalizó en la memoriabilia, un mural construido como un espacio de memoria para que las personas puedan colocar una foto del familiar fallecido para ser recordados. Esta pieza es una particularidad del cementerio.
Al finalizar la actividad la licenciada invitó a los presentes a participar en futuras visitas donde se recorrerán otros aspectos de la necrópolis y sostuvo que “la idea es que empiecen a ver el patrimonio funerario como algo que nos construye y forma parte de nuestra historia, por lo cual debe ser cuidado y conservado, mostrar que lo vean y lo conozcan ayuda a este propósito”.
Para concluir la visita se propuso a los presentes deleitarse con una pieza musical a cargo del Coro Polifónico de la Provincia.
140 años
Este año el cementerio cumple 140 años y todavía conserva parte de su construcción original. Fue trazado en forma de damero con varias manzanas pequeñas las cuales algunas todavía conservan en el centro enterramientos en suelo llamados corazones de manzana, esto en su momento estuvo pautado para que se entierren personas que no comulgaban con la iglesia católica.
El cementerio fue construido en un lugar que para ese entonces (1880) estaba alejado de la zona poblada como establecía la ley. Se hizo en contraparte del cementerio anterior que estaba ubicado en Choya ya que se encontraba colapsado en su capacidad. Para su creación recibió aporte de personas influyentes de la época quienes compraban un terreno a perpetuidad.